4 de mayo de 2012

El Cardenal de la Ignominia

El Cardenal de la Ignominia
[03-05-2012]
Ignacio Estrada Cepero
Corresponsal de Misceláneas de Cuba

(www.miscelaneasdecuba.net).- No tengo palabras con la que describir las
recientes declaraciones de su Eminencia el Cardenal y Arzobispo de La
Habana Jaime Lucas Ortega Alamino durante su estancia la pasada semana
en Estados Unidos.

Quienes hayan seguido cada uno de los cables de prensa que hacen de una
u otra forma alusión a las declaraciones de quien es la máxima autoridad
cubana de la iglesia católica, se han podido percatar que a pesar de
mantener una intervención en un tono pausado, el lenguaje utilizado por
el purpurado cubano pone en desventaja la credibilidad del buen actuar
de la jerarquía católica en la isla. Sumándosele a su discurso la misma
coletilla utilizada por la cúpula gobernante.

Los que seguimos la evolución de la iglesia católica en Cuba, hemos
denunciado en incontables ocasiones la mal nombrada relación iglesia
estado y la complicidad de la iglesia al callar la verdadera situación
existente en la isla en cuestión a la ausencia de un estado de derechos
y la falta de espacios para el libre culto religioso.

Quizás para muchos las dos pasadas visitas papales a la isla son más que
suficientes si le agregáramos algunos minutos en la televisión nacional
o el recorrido último de la virgen peregrina, para demostrar ante el
mundo la falsa libertad de culto en Cuba.

El comentario de hoy no pretende criticar el papel de la iglesia en
Cuba, lo que sí pretende es poner en su lugar a quien usa la iglesia
cubana en beneficio propio y en defensa de quienes sumergen la nación en
una pobreza cada vez mayor.

Hoy quiero utilizar este artículo o comentario como púlpito y desde el,
rebatir las palabras de quien no merece vestir el color purpura que
vistieron tantos mártires de la fe cristiana. Las pasadas palabras de
Jaime Lucas Ortega y Alamino, el pasado martes 24 de junio durante su
intervención en el Foro Iglesia y Comunidad auspiciado por el Centro de
Estudios Latinoamericanos David Rockefeller, de la Universidad Harvard,
en Cambridge, Massachusetts. Al juzgar de muchos podrían calificarse
como uno de los tantos discursos dictados por la oficina del
departamento Ideológico del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

Habría que preguntarle al Cardenal cubano ¿cómo pudo tener acceso a las
fichas policiacas de cada uno de los ocupantes de la iglesia de la
Caridad en la Habana? Además de preguntarle ¿cómo pudo obtener la
información de que estos actos de desobediencia civil fueran orquestados
desde Miami? A mi entender en esta ocasión como una de tantas veces al
Cardenal se le soltó la lengua más de lo que debía, por lo que ahora
tiene que soportar cada una de las críticas recibidas desde diferentes
latitudes.

Nunca imagine oír de labios de quien es el máximo pastor de la iglesia
en Cuba tanto rencor para quienes sólo tratan de promover el respeto
pleno a las libertades esenciales de cada hombre. Llamar delincuentes
comunes a quienes cumplen injustas condenas en las más pésimas
condiciones no descritas por personas como él, en ningún pleno
internacional, lo que lo convierte en un cómplice de un gobierno
corrupto e inerte.

Habría que preguntarle a Jaime ¿cómo se sentiría al ser llamado
delincuente por el solo hecho de haber sido condenado a Trabajo Forzado
en los años de la UMAP junto a tantos otros sacerdotes y religiosos por
la única razón de practicar la fe?

Soy un fiel Católico, amo la fe de la iglesia, amo mi patria y la
libertad que se experimenta en el abandono de cada una de nuestras
vicisitudes en los hombros de Jesús quien merece ser llamado el Hombre
más Grande de Todos los Tiempos. Pero cada vez que me encuentro frente a
situaciones como las que hoy, pone al criterio del mundo el actuar de la
jerarquía católica en la isla me veo en la obligación de pedir que no
sea juzgado todo el clero cubano por el actuar de quien me atrevo a
llamar como la Marioneta Cardenalicia de los Hermanos Castro.

Es mi deseo un nuevo despertar de la fe cristiana en Cuba libre de
estereotipos y dogmas caducos que pongan al lado de la clase pudiente a
quienes tienen que caminar al lado de las personas más necesitadas. Es
mi deseo que el cuerpo de la iglesia cubana reciba con urgencia una
transfusión de sangre joven que de nuevas ganas de vivir e impulse una
nueva nación donde se cultiven los verdaderos valores patrios y cristianos.

Por hoy digo a dios a alguien que no merece ser llamado Cardenal y mucho
menos cubano, personas como el deben de ser condenadas al olvido o mejor
dicho condenados a cargar con el peso de la historia ignominiosa que
sólo él desde su alto cargo se ha podido inventar sabrá Dios y sus
cómplices terrenales a cambio de cual beneficio.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=35892

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