27 de mayo de 2012

Estadounidenses compran arte en la Bienal

Publicado el sábado, 05.26.12

Estadounidenses compran arte en la Bienal

Calles inundadas de coleccionistas de EEUU
Peter Orsi / AP

LA HABANA -- Rubén Alpízar nunca conoció al coleccionista estadounidense
que se enamoró de su pintura de un Icaro en picada sobre un fondo
estrellado, que colgaba en el muro de una fortaleza española de la época
colonial frente a la bahía de La Habana. Tampoco obtuvo un nombre ni una
ciudad de residencia, ni siquiera se enteró si el comprador era hombre o
mujer.

Todo sucedió rápidamente, empezando con una llamada telefónica de un
intermediario.

"Me dijo 'oye, esta obra ¿qué precio tiene? Mira, me parece que la
quieren. Te llamo en un ratico, chau'. Y 'oye mira, ya, vendida"'.

"Hace falta que vengan más de Gringolandia", dijo Alpízar con una
sonrisa, sin una pista de desdén en su voz al usar un término que puede
ser entendido de manera afectuosa o peyorativa, de acuerdo con el
contexto. "Te pagan el precio que tú pides".

Las calles de la capital cubana están, de hecho, inundadas de peregrinos
de arte americano durante la bienal de todo un mes, un escaparate que
conecta a artistas locales contemporáneos con coleccionistas extranjeros
acomodados, clientes clave en un país cuyos ciudadanos tienen poco poder
adquisitivo.

Alpízar, para empezar, no sabría decir por cuánto se vendió su pintura,
pero indicó que su obra por lo general se vende por entre $3,000 y
$15,000, una suma enorme en un país en el que la mayoría de la gente
gana el equivalente de $20 al mes.

Los estadounidenses llegan en gran número desde que el gobierno del
presidente Barack Obama flexibilizó las reglas de prohibición de viaje.
Dicen que ven una oportunidad de explorar lo desconocido y en busca de
una obra que llame la atención en la sala de estar.

"Pienso que existe una mística y la vinculación con la 'isla cápsula del
tiempo' y todo lo que es inaccessible", dijo Rachel Weingeist, una
asesora de Shelley y Donald Rubin para su colección de arte cubano. La
Fundación Rubin de la pareja, con sede en Nueva York, promueve las artes
y las causas humanitarias.

"Francamente no hemos tenido mucho acceso hasta hace poco", dijo Weingeist.

Los estadounidenses se dicen impresionados con el sofisticado escenario
artístico de la isla en comparación con los de otros países del Caribe y
de otras partes del mundo. Las subastas de Christie's y Sotheby's han
consolidado firmemente el arte cubano en la consciencia estadounidense,
tal como la venta de esta semana de una pintura del finado artista
surrealista Wifredo Lam por $4.56 millones.

"Hay mucho corazón. Es muy intenso. Es sobre un sentido de lugar", dijo
Jennifer Jacobs de Portland, Oregón, que encabezó un grupo privado de 15
coleccionistas de Seattle en la Bienal. "Realmente me llegó a lo más
íntimo".

Terry Hall, una coleccionista de arte y contadora de Gurnee, Illinois,
dijo que estaba sorprendida por la variedad de lo que vio.

El arte cubano abarca diversos temas y estilos, y hasta incursiones en
lo político. Una pieza en exhibición en la Bienal, con forma de buzón,
tiene una ranura con enormes y afilados colmillos sangrientos y una
invitación para "Quejas y sugerencias".

"Vine esperando ver arte que fuera más colorido, más caribeño en sabor y
lo que encuentro es arte más internacional, más vanguardista, más
ambiciosa", dijo Hall. "En realidad me he sentido muy emocionada al
respecto. Creo que compite con cualquiera de la que he visto en otras
partes en cuanto a ejecución, habilidad e ideas ambiciosas".

Más de 1.300 artistas, curadores, coleccionistas y admiradores
estadounidenses han sido acreditados para la Bienal, de acuerdo con los
organizadores, una delegación inusualmente numerosa para la que algunos
consideran el mercado más importante para el arte cubano. A diferencia
de otros bienes de la isla, es totalmente legal que los estadounidenses
compren arte cubano, que está cubierto por una exención del embargo de
50 años impuesto por Estados Unidos la cual permite la compra de
"materiales informativos".

"Vienen guaguas llenas de gente", dijo Alpízar, que apenas en dos
semanas en la Bienal ha vendido media docena de obras, incluyendo la
pintura sobre Icaro, titulada "Hogar". Otra pintura que fue adquirida
por un coleccionista estadounidense, "Mi arca", era una cruz caprichosa
entre una popa de un bote y un retablo religioso, con famosas figuras
históricas asomándose por las ventanas: Ernest Hemingway, Carlos Marx,
Diego Rivera, Frida Kahlo y el papa Juan Pablo II.

Mientras que los artistas emigrantes cubanos que radican en Miami en
ocasiones luchan por darse a conocer, los artistas que siguen en la isla
disfrutan del prestigio de ofrecer un tipo de fruta prohibida para los
coleccionistas estadounidenses. Personas en ambos lados del intercambio
dicen que la afinidad mutua existe, no a pesar de sino gracias a las
cinco décadas de proximidad geográfica y animosidad política.

La mayoría de los coleccionistas son cubanoestadounidenses, tal vez
ansiosos de adquirir un vínculo con su terruño. Otros son mecenas
provenientes de grandes urbes como Nueva York, San Francisco y Seattle
que están más abiertos a la distensión.

"Hay una conexión muy sencilla entre nosotros. El público
estadounidense… tiene una sensibilidad muy especial al arte cubano",
dijo Carlos René Aguilera, quien exhibió una decena de obras inspiradas
en los agujeros negros, la teoría de cuerdas y otros misterios
científicos. "Tal vez se deba a la mutua curiosidad acerca de nuestra
historia. Tal vez porque somos vecinos y hay una relación turbulenta
entre nuestros países, lo cual genera interés".

El interés es tan grande que muchos norteamericanos están dispuestos a
pagar lo que se pide sin investigar demasiado, y con un poco de suerte,
hasta un artista principiante puede obtener un precio que causa asombro.
Abundan las anécdotas sobre estudiantes universitarios que venden obras
por 15.000 dólares, los mismos precios que obtiene Alpizar, un artista
prestigioso que ha exhibido obras en muestras colectivas e individuales
durante 23 años.

"El mercado lo soporta, ¿y por qué no apuntar a lo mñas alto?", dijo
Weingeist. "Sólo se necesita a alguien que esté mareado y que tenga
dinero para comprar lo que le gista".

Las transacciones generalmente son acuerdos de girar el dinero a cuentas
bancarias que aceptan monedas internacionales en España, Holanda o
Canadá en lugar de las cuentas locales en pesos cubanos. El vendedor
embala cuidadosamente su obra y la envía a la dirección en el extranjero.

Las galerías se ven excluidas de su papel tradicional de intermediario,
y el comprador tiene la impresión de que ha obtenido un buen precio. De
esta manera, el comprador entra en contacto directo con el artista en su
estudio.

Los artistas dicen que la Bienal es crucial para hacerse un nombre y
establecer contactos.

"Me han ido dejando muchas tarjetas", dijo la artista Tamara Campo, cuya
oda a la crisis financiera mundial se encuentra instalada en un búnker
de la fortaleza La Cabaña. Incluye una ola de cerca de 650 billetes
hechos de madera de cedro que caen del techo al suelo, donde forman una
pila desordenada.

"Se quiere comunicar conmigo mucha gente", dijo Campo. "Tengo que
revisar Internet ya mismo porque llevo días".

–––

Peter Orsi está en Twitter como: www.twitter.com/Peter–Orsi

http://www.elnuevoherald.com/2012/05/26/v-fullstory/1213301/estadounidenses-compran-arte-en.html

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