15 de mayo de 2012

Festín sin transparencia

Festín sin transparencia
Martes, 15 de Mayo de 2012 04:02
Escrito por Guillermo Ordoñez

Cuba actualidad Centro Habana, La Habana (PD) Radicarse en Cuba hoy,
para quienes tienen medios económicos logrados bajo la égida del
sacrificio y las oportunidades del exilio, es un sueño basado en el
desastre en que la revolución castrista ha convertido a la nación que
encontró en pleno desarrollo.

Mirar de un modo plural el beneficio de los que nunca, bajo concepto
alguno, se alejaron de la nación que hoy se encuentra sujeta por
obligación a cambios, no está en la agenda de los que por su capital
comienzan a repartirse la patria de todos.

Es triste y vergonzoso ver la capacidad de olvido de algunas víctimas de
medio siglo de intolerancia, crimen y manipulación, que hoy, en un
momento crucial de la nación, se sientan a la mesa en un diálogo sin
transparencia con sus victimarios, para ver de qué forma y manera se
benefician, aunque dañen lo que tengan que dañar. Así, se alejan cada
vez más de la máxima del cantautor argentino León Gieco: "Si un traidor
puede más que unos cuantos, que esos cuantos no le olviden fácilmente".

Nunca antes ha sido tan invisible la imagen de los que vivimos dentro de
la isla. Más de 50 años de sacrificios nos han arrastrado a ser un
pueblo carente de integridad, sin sentido de pertenencia, sin objetivos
ni perspectivas. Pero esto no quiere decir que no se nos tome en cuenta
a la hora de diseñar el futuro de la patria.

Más de 50 años de utopía totalitaria han intentado convertirnos en
sombras aparentemente sin ideas, a la espera de lo que otros quieran
pensar y hacer por nosotros. ¿Hacia dónde nos han dirigido? ¿Cuánto
hemos logrado? ¿Quién garantiza y respeta hoy nuestros derechos?
¿Debemos acaso prepararnos para enfrentar los intereses que desde otras
latitudes amenazan nuestro futuro?

El destino de Cuba es de vital importancia para todos los cubanos.
Durante muchos años la "solidaridad" diseminada por el mundo ha puesto
en un segundo plano a nuestras realidades y derroteros. Prueba de ello
es la depauperación de los sectores de cuyos avances se vanagloriaba el
discurso oficial, como la educación y la salud.

La visión y perspectiva de muchos cubanos de la diáspora los aleja de la
realidad en que está sumido el cubano de la isla. La supuesta apertura
económica promovida hoy y obligada por la crisis irreversible del
modelo, no es más que un mecanismo para sostener el poder establecido
sobre el cadáver económico que somos.

¿Cuántos cuentapropistas han logrado despegar de la posición de
marginados en que fuimos sumidos hace más de medio siglo? ¿Cuál de ellos
no ha tenido que sacrificar parte de su integridad para abrirse a una
economía socavada por el abuso de los cuerpos de inspectores estatales
que los desangran? ¿Cuál de ellos no es víctima del agobio que suponen
los leoninos impuestos y la falta de recursos para poder sostener una
estabilidad que lo pueda llevar a cierto nivel de progreso económico?

Vivir en el exilio, lo reconocemos, no les ha sido fácil. Somos cubanos
todos, esa identidad es uno de nuestros fundamentales valores por encima
del tiempo y los traumas, el dolor sufrido por los cubanos por esa
separación que se nos impuso cuando fue fracturada la familia a favor
del mismo poder absoluto que hoy pretende mirar a los desahuciados de
ayer como cubanos por primera vez, sin el estigma de apátridas y
traidores. No es legítimo este reconocimiento sin pedir perdón por
tantos desmanes y desprecios, amén de todavía condicionar la relación al
no cuestionamiento político abierto.

Discutir la restauración de derechos que atañan a todos, como los de
entrada y salida, solo con una parte de nosotros, demuestra una
sostenida vocación de menosprecio de unos y manipulación de los otros.

De buenas intenciones está empedrado el camino hacia el infierno, ya lo
hemos comprobado unos y otros. No demos la oportunidad de permitir que
se fragüe una nueva traición.

Lo que la gerontocracia nos ha enseñado de su estado actual, asusta. No
queremos ver como los roedores de nuestros valores se sientan a
engullirse la patria que destruyeron y de la cual los cubanos de la
diáspora salieron sin renegar de ella.

La inmensa mayoría de los que vivimos en la isla no conocíamos de los
encuentros sostenidos desde el año 2005 entre personeros del gobierno y
cubanos radicados en el exterior, 56 encuentros cuyas conclusiones son
totalmente oscuras para nosotros. Por vez primera se dio a conocer por
los medios de difusión masiva este hecho y todo porque fue celebrado en
Estados Unidos, país donde radica la inmensa mayoría de nuestro exilio,
donde radican los más vilipendiados hasta hoy.

Detrás de la cantada vocación de reencuentro con los emigrados que se
porten bien y la propaganda sobre la inocencia y exigencia de libertad
de los cinco espías condenados en Estados Unidos, está la no disimulada
intención de aprovecharse de los éxitos económicos de los exiliados
cubanos para sacar a flote el barco del totalitarismo que se hunde sin
remedio, dando la espalda, una vez más, a las necesidades e intereses de
los más desfavorecidos de la sociedad cubana.
Cuba necesita que los hermanos que tanto han sufrido sin perder su
arraigo patriótico, en esta hora crucial, no se dejen manipular ni
utilizar en función de mezquinos propósitos de continuismo antinacional

Cubanos somos todos, dirigentes y dirigidos. Cubanos con su cubanidad
probada son los de la diáspora, a quienes hoy el poder agonizante
convoca a mirar hacia Cuba con una nueva perspectiva después de sembrar
dolor y sombras en el alma de todos los cubanos. No nos prestemos al juego.

Hojear el pasado no es zambullirse en él. Ante la realidad de hoy, es
necesario nombrar las cosas por su nombre, sea este cual sea.

Para Cuba actualidad: lizama1961@gmail.com

http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/4090-festin-sin-transparencia.html

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