4 de mayo de 2012

Los límites del Cardenal

Los límites del Cardenal
mayo 03, 2012

Las declaraciones del Cardenal Jaime Ortega y Alamino en la Universidad
de Harvard son motivo de controversia, indignación o crítica por parte
de cubanos dentro del país y en el exilio, así como también de
organizaciones en ambos lados del estrecho de la Florida. Ante esta
circunstancia, relevante para el acontecer socio-político actual y de
futuro en Cuba, Radio y Televisión Martí están obligados a interpretar
los hechos objetivamente y tomar posición en lo que considera justo y
necesario.

Las palabras del Cardenal Ortega sobre un grupo opositor en Cuba y la
referencia culposa sobre un pedido que le hiciera Monseñor Agustín Román
son el centro de la controversia.

El Arzobispo de La Habana se expresó con desprecio y arrogancia contra
trece disidentes que ocuparon una iglesia en la capital cubana, días
antes de la visita del Papa Benedicto XVI, para exigir la mediación del
Pontífice en sus demandas políticas.

El Cardenal Ortega los calificó como "delincuentes y de (personas) poco
nivel cultural". Esta actitud de Ortega sólo pone en evidencia y
responde a su contubernio político con el gobierno, a la complacencia de
seguir la línea oficial, a no disentir. Esa es una actitud lacaya,
además, de demostrar una profunda falta de comprensión y piedad con la
realidad humana de estos hijos de Dios.

Condenar a estos trece es contrario a la doctrina de Cristo, es
mancillar la emancipación del espíritu que propone el evangelio, es
cercenar el derecho a la libre expresión. Despreciar a estos hombres por
su nivel educativo es un desprecio del Cardenal "a la cultura
fundamental del cristianismo que se basa en la piedad y la misericordia".

El Cardenal Ortega también intentó empañar la memoria del recién
fallecido Monseñor Román. Ortega afirmó que el Obispo exiliado le pidió
no incluir en sus homilías la palabra "reconciliación".

Quienes conocimos la vida y obra de Moseñor Román sabemos que es una
canallada poner esas palabras en su boca y esas intenciones en su
corazón. No necesita reconciliarse quien no está dividido o peleado.
Cuando te ocupas de tu hermano dándole de comer, cuidando su salud con
medicamentos y cubriendo sus necesidades físicas y espirituales como
hace el exilio con el pueblo necesitado en Cuba, no cabe pedir
reconciliación. Será que el Cardenal Ortega habla de reconciliarse con
el régimen opresor, pero eso que lo haga él.

Cardenal Ortega, por favor, sea fiel al evangelio que predica.

Y algo que todos debemos saber es que no existe una Iglesia nacional.
La Iglesia es universal, por ello se le define como Iglesia Católica. Su
única cabeza visible es el Papa y en cada arquidiócesis o diócesis la
dirige su arzobispo u obispo, quienes no reciben órdenes de ninguno de
sus colegas aunque vivan en la misma nación, solo del Sumo Pontífice.
Por ende, el arzobispo de La Habana, Jaime Ortega y Alamino, no es la
cabeza de la Iglesia en Cuba porque todas las naciones tienen una
Conferencia de Obispos Católicos o Conferencia Episcopal, para planear
en conjunto la pastoral y los problemas comunes.

No hay por qué disgustarse o enfadarse con la Iglesia por la actuación
positiva o negativa de uno de sus miembros, quien en este caso tiene
como obligación pastoral salvaguardar el Magisterio Eclesial. Si lo hace
o no, tendrá que dar cuentas a Dios quien le encomendó y eligió para esa
ardua tarea.

http://www.martinoticias.com/content/article/10862.html

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