4 de mayo de 2012

Ni tan virtuosos ni tan tontos

Ni tan virtuosos ni tan tontos
Jueves, 03 de Mayo de 2012 11:10
Escrito por Luis Cino Álvarez

Cuba actualidad Arroyo Naranjo, La Habana, (PD) El artículo "Una
conspiración de bellas personas", de Néstor Díaz de Villegas (Diario de
Cuba, 25 de abril) me deja totalmente desconcertado: no sé si es en
serio o una broma.

En caso de ser lo segundo – ojala no haya empezado a perder el sentido
del humor-, me parece que el tema no da mucho para chistes, cuando ahora
mismo hay decenas de compatriotas como José Daniel Ferrer no solo en
peligro de podrirse en la cárcel, sino de muerte. Y no me refiero solo a
los presos políticos. Hablo también de todos y cada uno de los
disidentes que en Cuba somos rehenes de una dictadura proverbialmente
tozuda y soberbia, que suele ser sumamente peligrosa cuando se asusta.

No quiero sonar dramático. Los que me conocen saben bien que no lo soy.
Prefiero la chanza y la jodedera antes que la pompa, el almidón y los
discursos grandilocuentes. Eso me ha traído algunos encontronazos con
ciertas figuras de la oposición que no son tan razonables como Díaz de
Villegas supone.

Tan dañino resultan para la disidencia el ninguneo, la desconfianza y
los ataques paranoicos de los que debían ser sus amigos como ir al otro
extremo para idealizarla y atribuirle virtudes en demasía, con tantos
defectos como tenemos.

¿Quién le dijo a Néstor Díaz de Villegas que ahora mismo en la oposición
pacífica en Cuba no hay bribones, timadores, antisociales y demagogos?
No son mayoría, pero los hay. Los conocemos. ¿Para qué caernos a mentiras?

¿Y cómo no iba a haberlos? ¿Acaso no está llena de ellos la sociedad
cubana actual? Después de todo, bastante buenos hemos salido los disidentes.

Somos pacíficos, razonables y para nada fanáticos, pero quién le dijo a
Díaz de Villegas que muchas veces no hemos tenido que vencer la
tentación de partirle la cabeza a algún chivato y ponerles un carnaval
de piedras y botellazos a los porristas en un mitin de repudio.

¿Cuántas veces hemos advertido la tendencia de trasplantar al campo
opositor los vicios y las taras del oficialismo, de donde provienen
muchos de los líderes opositores?

Y lo peor de todo, la intolerancia con todo el que discrepe un milímetro
de nuestras opiniones, el que enseguida es acusado de "trabajar para
Seguridad del Estado". Pero lo más triste es que muchas veces es verdad.

Las dictaduras son pródigas en crear, además de (a)seres sumisos y
desmoralizados, personalidades sicóticas y paranoicas. Gente tan
ninguneada que se muere por buscar protagonismo como sea.

Con esos bueyes hemos tenido que arar. Y hemos arado, aunque los surcos
no sean un prodigio de rectitud.

Como todos los disidentes no son absolutamente virtuosos, tampoco sus
actitudes redundan en la esterilidad. Qué va a ser improductiva la
disidencia, si hasta los marabusales puestos en arriendo por el
raulismo, producen. Poco y malo, pero producen…

Casi puedo aceptar la afirmación de Néstor Díaz de Villegas de que a
pesar de sus abismales diferencias, el castrismo y su oposición juegan
en el mismo bando: "operan en el mismo terreno, se emiten y se absorben
en un mismo campo dinámico, y han llegado a una especie de equilibrio."

Aceptación que hago con la salvedad de que el hecho de que los que solo
tienen el cuerpo para recibir los golpes, logren empatar a cero el juego
con una dictadura omnipotente que no se mide demasiado a la hora de ser
cruel, es casi una proeza.

Necesitaría entender a qué se refiere Díaz de Villegas cuando afirma que
"el castrismo tardío, el castrismo replicante, se presenta como el
producto de la hibridación contrarrevolucionaria."

¿Será que todo este tiempo no ha sido suficiente para la depuración y
aun se nos nota una cierta carga de castrismo residual? Avísenme para
correr a flagelarme.

Pero resulta que luego de meternos el diablo en el cuerpo con esa tesis
de la disidencia estéril por virtuosa, y de dejarnos en la intriga con
eso del "castrismo replicante" y la "hibridación contrarrevolucionaria",
Díaz de Villegas aconseja para romper el equilibrio "un dispositivo de
duplicación reversa por el que la disidencia llegara a apropiarse de los
contenidos del fidelismo, de sus ingredientes activos (léase: agresivos)."

¡Apaga y vámonos! Dígame usted si para salir del castrismo no tuviésemos
otro camino que reproducir sus células y duplicar la acción encubierta
castrista.

Como rechazo de plano los remedios peores que la enfermedad –si segundas
partes nunca fueron buenas, imagine como sería la tercera parte d el
castrismo y por otros medios- me niego rotundamente a que la oposición
deje de ser "la conspiración de bellas personas" que dice Díaz de
Villegas y que realmente no es. Ojala lo fuera. Aunque tuviéramos que
seguir en el equilibrio perpetuo. Eternamente Yolanda. For ever and
ever. Pero a mucha honra.

En la disidencia tenemos degenerados, inescrupulosos, frustrados,
acomplejados. No son muchos, pero hay. Que no vengan nuevos. No los
necesitamos para hacer bulto y traer más oscuridad. Es mejor que se
queden, con los fanáticos, los pandilleros y los chivatones, en las
brigadas de respuesta rápida.

Debe ser un chiste cuando Díaz de Villegas aconseja a la disidencia que
"la decencia deberá subordinarse a la bajeza". ¿Por qué renunciar a
nuestra única superioridad sobre la dictadura, la superioridad moral? Es
cierto que de bajeza tenemos en Cuba canteras inagotables, pero a riesgo
de que me acusen de terrorista o de lo que le dé la gana a las
autoridades, siempre tan mal pensadas, no temo declarar que por el bien
de todos, esas canteras habrá que volarlas con dinamita e inundarlas
luego con agua bendita –siempre que la bendición no venga del cardenal
Ortega.

Cito a Néstor Díaz de Villegas en un fragmento de su artículo que, por
pintarnos como un puñado de inútiles buenazos en medio de una tribu de
aseres desalmados, no tiene desperdicio: "La chusma sin principios —es
decir: la creación suprema del fidelismo— está llamada a convertirse en
la sepulturera de los ideales revolucionarios. Es entre la canalla que
prosperará cualquier iniciativa de caos. Con ella ha de contar, tarde o
temprano, la empresa liberadora. La disidencia le ha vuelto las
espaldas, desafortunadamente, al trápala, al delincuente y al parásito,
pero es en ese medio, en ese caldo de cultivo, donde abundan la intriga
y la conspiración, que son los elementos claves del modelo castrista a
duplicar. Creer que la revolución fue hecha por personas decentes es
haberse tragado, completo, el cuento castrista. Los que así piensan,
conciben su anticastrismo desde la falsa conciencia castrista. Son
víctimas inocentes del peor tipo de diversionismo ideológico."

Se pregunta Néstor Díaz de Villegas, "¿qué pasaría si la oposición
imitara al castrismo, si la disidencia aprendiera del castrismo tanto
como el castrismo ha aprendido de la disidencia?" Pues supongo que el
acabóse. Creo que sería buen momento para el suicidio colectivo de los
disidentes. Quiero decir, de los honestos y decentes, que son bastantes,
muchos, aunque no tantos ni tan tontos como piensa Díaz de Villegas.

Para Cuba actualidad luicino2012@gmail.com

http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/4021-ni-tan-virtuosos-ni-tan-tontos.html

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