17 de mayo de 2012

Y llegaron los 15!

Sociedad

¡Y llegaron los 15!
Iván García
La Habana 17-05-2012 - 6:52 am.

La familia de Yusaimi ha tirado la casa por la ventana. Es lo que toca
en Cuba cuando se llega a la adolescencia.

La tarde anterior, Yusaimi estuvo cuatro horas en el estudio de un
fotógrafo profesional. Rodeada de potentes lámparas, sombrillas, un
espejo de fondo, todo el tiempo tuvo que estar cambiándose de ropa y
posando como si fuese una modelo internacional.

Terminó extenuada. Apenas llegó a la casa, comió algo ligero y de nuevo
a posar. Esta vez para un video junto a sus padres, el novio y sus
amigas. Cerca de las 12 de la noche, antes de derrumbarse en la cama,
revisó juntos a sus progenitores los detalles de los preparativos de la
fiesta. Y el día siguiente fue peor.

A partir de las 9 de la mañana, su hogar comenzó a ser invadido por
familiares, amigos, una maquillista y una peluquera de renombre. Se
sentía ajena, pero contenta. Algunos parientes de Miami habían viajado a
La Habana para celebrar los quince de Yusaimi.

Buena plata ha costado el sarao. Desde que la niña cumplió cinco años,
sus padres comenzaron a ahorrar. Ya para el día D la alcancía estaba
repleta: cerca de 1.100 pesos convertibles. No era dinero suficiente,
pero alcanzaba para arrancar con los preparativos.

Si se les pregunta a los padres de Yusaimi sobre el costo de la fiesta,
incluidas las sesiones de fotos, las mudas de ropa y la bien montada
coreografía de presentación, responderán con una sonrisa. "Mejor no
hablar de eso. Es nuestra única hija y cualquier dinero es poco. Ella se
lo merece por su esfuerzo en los estudios. Y porque quince años se
cumplen solo una vez en la vida, qué carajo?", expresa el padre
emocionado, mientras sostiene en su mano un trago de ron Santiago.

Los quince de Yusaimi fueron un acontecimiento en el barrio. Tiraron la
casa por la ventana. Alquilaron un local en un hotel cinco estrellas,
con un conocido presentador televisivo. Tiraron decenas de fotos y
videos. El maquillaje y la peluquería fueron realizados por expertos. El
buffet y el cake, de lujo. Y era tal la cantidad de bebidas alcohólicas
que casi todos salieron de la fiesta haciendo eses.

Y de guinda, la familia de Miami pagó un todo-incluido en Varadero,
cinco días y cuatro noches para la muchacha, el novio y sus padres.
Cuando pasen los años, con su esposo y sus hijos sentados en un sofá de
vinil, Yusaimi podrá repasar las fotos y videos de ese día memorable.

Pero aún está lejana la fecha en que esta quinceañera tenga que lidiar
con las penurias diarias ofertadas por el socialismo inconcluso y
extravagante diseñado por los Castro. Es probable que para entonces
muchas cosas hayan cambiado.

Lo que parece indudable, vivamos gobernados por autócratas o sus
descendientes, bajo la bota de corporaciones militares, en un
capitalismo corporativo estatal, o en una sociedad libre con elecciones
cada seis años y tantos partidos políticos como cartas tiene un juego de
naipes, es que las fiestas de quince seguirán existiendo en Cuba.

Aunque parezca cursi, alocada y altamente derrochadora de dinero, esa
costumbre se mantendrá en la sociedad.

Las tradiciones son las tradiciones. Cada año, en la ciudad española de
Pamplona, el día de San Fermín la gente se tira a la calle para correr
delante de los toros, casi un suicidio autorizado. En otros países,
cuando los jóvenes cumplen quince años, sus allegados lanzan desde lo
alto de un campanario una cabra dentro de un saco.

En Estados Unidos, el propio presidente libera un pavo el Día de Acción
de Gracias. Y en Halloween, los niños se disfrazan y tocan a las puertas
de sus vecinos pidiendo dulces y caramelos.

En parajes perdidos de Australia, una vez al año el festín es lanzar
enanos, cuanto más lejos mejor. Y en regiones de África y el Medio
Oriente, un hombre puede tener hasta seis esposas.

Las tradiciones son un sello de identidad. Y las fiestas de quince se ha
convertido en un rito cubano. Nos gusten o no.

http://www.diariodecuba.com/cuba/11104-y-llegaron-los-15

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