14 de junio de 2012

Cuba: Dictadura, Oposición, Representatividad y Términos Medios

Cuba: Dictadura, Oposición, Representatividad y Términos Medios
[14-06-2012]
Jorge Hernández Fonseca

(www.miscelaneasdecuba.net).- La Cuba socialista actual se debate en un
drama sin precedentes: la dictadura de más de medio siglo, después de
haber escenificado un proceso de sucesión de su figura principal --y de
prácticamente todo el equipo gobernante-- sin ningún sobresalto,
enfrenta ahora el proceso de transición, más complejo y profundo, desde
una sociedad deficitaria, colectivista y paternalista, hacia una
sociedad de mercado capitalista, teóricamente más tolerante con el individuo

Esto siempre fue el anhelo de la oposición política cubana, pero
revestido de un marco de apertura política democrática, con libertad
individual para su pueblo y perspectivas de respeto a las diferencias,
la valorización de los derechos humanos, multipartidismo y elecciones
libres.Y es en este punto donde se han frenado en Cuba las iniciativas
del dictador Raúl Castro, sucesor (dinástico) de Fidel Castro,
responsable por el desastre nacional que padecemos hace 53 años.

Hay indicios de que los hombres (y mujeres) de Raúl han detenido su
caminada reformista en dos puntos álgidos: primero, estarían temerosos
(y no quisieran) que sus reformas económicas pudieran conducir a
"aperturas políticas", como en paralelo les exigen (en conversaciones
reservadas) sus pares de Latinoamérica, EUA y Europa; y segundo,
estarían detenidos en la apertura económica por haber chocado (o temen
chocar) con los criterios del anciano dictador, en las consultas que se
le hacen antes de anunciar las medidas de este tipo a ser tomadas.
En paralelo hay un ambiente social diferente en la isla, relacionado a
los criterios que se exponen públicamente (aunque no se reflejan en la
prensa cubana controlada) por una población cansada de promesas
socialistas sobre el "futuro luminoso" que nunca llega. Las personas
critican abiertamente el régimen y una encuesta creíble ha arrojado le
existencia de una mayoría aplastante de la población cubana (70%) que
quiere cambios del sistema político.

Desde el año 2010, el estado de cosas en la isla "camina" solamente por
el uso de la represión de intensidad variable como única vía de
controlar a la oposición política interna. La muerte del patriota cubano
Orlando Zapata Tamayo fue un marco que definió el calendario político
cubano con un antes y un después de su martirologio. Esta muerte
innecesaria propulsó a Guillermo Fariñas en su famosa y prolongada
huelga de hambre "hasta las últimas consecuencias" (o hasta que fueran
liberados sus hermanos injustamente encarcelados) y provocó un torrente
de manifestaciones públicas --diarias durante una semana-- de las Damas
de Blanco (reprimidas por turbas cada vez más violentas) que colocaron a
los hermanos Castro en la disyuntiva de negociar una salida "honrosa" a
tan lamentable estado de cosas contra su régimen de opresión.

Como sabemos, la dictadura estudió detenidamente el panorama adverso que
se le presentaba y decidió utilizar una carta que internacionalmente
podría resultar interesante: negociar con la Iglesia Católica como
supuesto representante 'neutral' de la sociedad cubana. Así las cosas,
Raúl llamó a negociar al Cardenal Ortega, a través del cual mandó
"recados" para calmar a las Damas de Blanco, a Fariñas y a los presos
políticos de la Primavera Negra, todo obligado por la valiente actuación
y la presión de la oposición política interna cubana, que brilló como
nunca en el escenario nacional e internacional, ganándole al régimen una
batalla decisiva "por la fuerza".

Pero, ¿qué representatividad nacional "de peso" tiene el Cardenal Ortega
dentro de la isla? Muy limitada, por no decir prácticamente ninguna,
desde el punto de vista político. Desde el punto de vista religioso, el
único Cardenal católico cubano posee el prestigio asociado a su alta
investidura, pero desde el punto de vista interno --incluso
religiosamente hablando-- tiene una representación verdaderamente pobre,
si se tiene en cuenta que Cuba no es un país practicante del
catolicismo, porque su pueblo lo que realmente practica mayoritariamente
es un sincretismo que mezcla cristianismo con ritos africanos, no
aceptados por el catolicismo.

De manera que Raúl quiso "negociar" con alguien "de peso" pero sin
representación política nacional, lo que había sido decidido previamente
por el equipo gobernante, como siendo lo más conveniente para los
intereses de la dictadura: cortar de plano la huelga de hambre de
Guillermo Fariñas y sus repercusiones internacionales, evitar nuevas
manifestaciones tumultuosas de las Damas de Blanco y enviar al destierro
a la mayor cantidad posible de presos políticos de la Primavera Negra,
revirtiendo el estado de cosas y escenificando una "limpieza".

Pero Raúl y sus hombres quieren tirar nuevos frutos de aquel episodio
del 2010 e insisten en presentar al Cardenal Ortega como la persona que
"obligó" a la dictadura a negociar la libertad de los presos de la
Primavera Negra. Esta fama de "intermediario-negociador con Raúl", le ha
servido al Cardenal Ortega para "dignarse a recibir en audiencia" una
comisión representativa de las Damas de Blanco en estos días, las que
han puesto en sus manos la solución de un problema artificial que la
dictadura creó, sólo para 'venderles' soluciones a través de Ortega.

Respetando la alta investidura del Cardenal Ortega y sus
responsabilidades religiosas al frente del Arzobispado de la Habana,
todo lo cual reconocemos como méritos extraordinarios que el Vaticano le
ha otorgado desde el punto de vista religioso, tenemos que decir que
Ortega no representa --políticamente hablando-- ni siquiera la opinión
mayoritaria (políticamente hablando, repito) de los fieles católicos
dentro y fuera de la isla. Siendo esto así, ¿por qué ha de ir la
oposición cubana a procurar a un personaje carente de representatividad
en el tema político para que le sirva de intermediario? La oposición
cubana no necesita intermediarios y su voz clara y democrática debe
escucharse con la misma fuerza que se escuchó en el 2010.

En realidad, la oposición política cubana ha sufrido una nueva división,
entre las muchas que ya tiene. A partir de la intención de Raúl Castro y
sus generales de realizar cambios radicales en la economía socialista,
tan profundos que lo califican como una transición al capitalismo de
estado, algunos opositores de dentro y fuera de la isla, a los que se
suman Ortega y sus ayudantes, han pasado a engrosar las filas de los que
apoyan los planes sucesorios de Raúl. Creemos que estos cubanos, de
dentro y fuera de la isla, tienen derecho a tomar esa posición, como el
resto de la oposición tiene derecho a continuar su camino de lucha por
la libertad total.

Desde el punto de vista personal, veo esta actitud como algo a medio
camino entre la oposición política tradicional a la dictadura y el apoyo
radical a la continuación del castrismo en la isla. Piensan que siendo
estos cambios encaminados a implantar un sistema de mercado en Cuba,
tarde o temprano (creen) tendrá que haber apertura política en la isla,
lo cual ellos pretenden conseguir a largo-medio plazo. Es una actitud
que razono, pero no comparto.

Ahora, lo verdaderamente condenable de algunos de los que han adoptado
esta posición, es comenzar a atacar los postulados de la oposición
política directa al castrismo, retomando las versiones de la dictadura
que detractan a la oposición pacífica cubana de dentro y fuera de la
isla. El hecho de que algunos antiguos opositores hayan adoptado una
posición intermedia sobre el castrismo, no los autoriza para denigrar a
quienes continúan actuando para la derrota del equipo que ha destruido a
la Nación Cubana, por incompetente, dictatorial y hegemónico.

Analizando: Las diferencias entre Raúl queriendo cambiar y Fidel
impidiendo el avance de las reformas; la decisión de Raúl de encabezar
una transición a un capitalismo de estado, aunque con dictadura
política; Los movimientos recientes de enviar sucesivas delegaciones de
posibles sucesores de Raúl a EUA para negociar "bajo la mesa"; El apoyo
de sectores (limitados) de la oposición cubana a las pretensiones de
Raúl de eliminar "la sociedad miserable" que organizó su hermano Fidel,
tengo la certeza --casi matemática-- de que el castrismo está en sus
finales.

http://miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=36249

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