12 de junio de 2012

El diálogo de la oposición debe ser con el pueblo

El diálogo de la oposición debe ser con el pueblo
Martes, Junio 12, 2012 | Por Ernesto Antonio Vera

SANTIAGO DE CUBA, Cuba, junio, www.cubanet.org -Mucha cobertura recibió
el encuentro sostenido entre las Damas de Blanco y el cardenal Jaime
Ortega el pasado 7 de junio en la sede del Arzobispado, en La Habana.
Según Bertha Soler, líder y portavoz del grupo, el diálogo fue muy
abierto y salieron contentas.

Se desprende que nuevamente las exigencias por la liberación de los
presos políticos y el cese de la represión fueron los puntos culminantes
del diálogo.

La muy criticada mediación de la Iglesia Católica con el régimen dejó
sus frutos: excarcelaciones y un respiro en la represión contra las
marchas de las Damas de Blanco en La Habana. Pero esta vez las
condiciones son muy distintas: un régimen fortalecido a raíz de las
nuevas medidas económicas, una situación internacional que aleja la
posibilidad de una intervención y un resultado de la mediación favorable
a sus intereses, que despejó el camino de opositores. Los desterrados
que están en España se quejan del trato y las condiciones, y mientras
todo eso sucede: ¿qué estamos haciendo las organizaciones opositoras en
Cuba?

Ni la prensa extranjera ni la Iglesia Católica serán capaces de llevar
el mensaje de libertad al pueblo cubano, y si lo hacen ese mensaje no
calaría, precisamente porque se aleja de las misiones de una y otra. El
Vaticano por ejemplo ha insistido siempre en que su misión es anunciar
el Evangelio, y por otro lado la prensa extranjera se limita a reflejar
realidades que ocurren en un determinado lugar. Sólo que sus "anuncios"
van hacia fuera, el cubano de a pie pocas veces los recibe.

Entonces, ¿de quién es la misión de llevar el mensaje de la libertad?:
solo la oposición cubana tiene en sus manos la posibilidad de lograr el
fin de la dictadura, mediante el convencimiento del pueblo, hombre por
hombre, para que se una a la resistencia. Ese contacto no puede ser
suplido con otros métodos ya probados y en su mayoría inefectivos.

Se quiera o no reconocer, el caso de Cuba no es el mismo de Libia o
Siria, aquí no hay miles de personas muriendo cada semana como
consecuencia de una lucha armada. Por ende, la comunidad internacional
no tendrá mayor interés en nuestra situación, y los intentos
diplomáticos no pasarán del mantenimiento o reforzamiento de las mismas
sanciones o regaños económicos que solo servirán para apuntalar el
discurso de víctima del régimen comunista en cada foro internacional a
que accede.

Sin desdeñar otros métodos tradicionales de lucha, la oposición hoy debe
poner su mayor interés en el rescate del verbo, en aprovechar cada
espacio público para dejar allí sus ideas y ganar adeptos a nuestra
causa, que nos conduzcan a la libertad definitiva. Eso es lo que hace un
político: hablar con la gente, mostrarles cuánto tiene por hacer y
convencerles de que es capaz de implementar sus proyectos.

Tres horas de diálogo con cualquier autoridad pueden arrojar promesas,
intercambios redundantes de ideas, pero una hora hablando directamente
con el pueblo nos puede conducir al cambio, puede iniciar esa pequeña
llama que Laura Pollán pensaba encender a través de su movimiento.

La pequeña llama que nos conducirá al cambio no se logrará si nos
aferramos a las autoridades equivocadas. Recordemos que el régimen no
nos considera como interlocutores sino como mercenarios. Es cierto que
la causa de Dios es la causa del hombre, pero no se le puede pedir a un
párroco que abra las puertas de un cuartel aunque éste se encuentre ya a
media luz.

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