24 de junio de 2012

Internet en Cuba, un secreto bien guardado

24-06-12 | Opinion

Internet en Cuba, un secreto bien guardado
Por Iván García Quintero ivangquintero@yahoo.es
El autor es un periodista cubano independiente

Cuba, por disposición de sus gobernantes, se resiste a entrar de lleno
en el siglo 21. La mentalidad de los autócratas que desde hace cinco
décadas presiden la República, sigue varada en un estado de guerra fría.

Internet, una herramienta imprescindible del mundo moderno, es visto más
como un Caballo de Troya que como una conquista de los nuevos tiempos.

Recelosos, ciertos analistas de la inteligencia gastan sus neuronas en
demostrar que la red de redes es el último invento de la CIA para
desmontar dictaduras. Facebook y Twitter les resultan altamente
sospechosos. Y ponen obstáculos para que la autopista de la información
pueda correr sin trabas por la isla.

Los beneficios superan por cinco los supuestos perjuicios. Es una
realidad que los universitarios cubanos están entre los peor capacitados
del planeta, debido al escaso uso de internet en sus investigaciones e
intercambios académicos.

La economía seguirá naufragando mientras el régimen no se percate de que
la web forma parte intrínseca del mundo comercial y financiero. La
bandera que los talibanes políticos sostienen con fuerza es la del
monopolio de la información.

Se sabe que las autocracias gobiernan de manera más cómoda cuando
controlan el flujo informativo. Es el punto fuerte a favor de quienes
demonizan internet.

Con una red de redes libre, el régimen de La Habana puede ser pillado
flagrantemente cuando miente. También trascenderían ciertas noticias y
escándalos que no se publican en los medios oficiales.

Así y todo, sin internet eso está aconteciendo. Ya desde hace tiempo se
ha vuelto muy complejo impedir la circulación de informaciones acuñadas
de "nocivas".

Gústele o no a los hermanos Castro, existe la telefonía móvil, que en
naciones cerradas como Cuba, convierte a los SMS en una herramienta útil
para conocer noticias censuradas. O las ilegales antenas por cable.

Entre culebrón y culebrón, la población ve en los los telediarios de
Miami otros puntos de vista de lo que sucede en su propio país y el mundo.

Colocándole un candado a internet poco se resuelve. El descontento por
la mala gestión gubernamental no se detendrá. Los planes de jóvenes
profesionales para emigrar continuarán. Y, de rebote y con atraso,
seguirán llegando noticias del acoso a las Damas de Blanco y las
detenciones y palizas a los opositores de barricada.

Incluso la disidencia y los periodistas independientes, a pesar de lo
costoso que resulta navegar por la red, cada semana se conectan desde
hoteles. O en las embajadas con servicio de acceso gratuito.

Entonces ponerle un freno de mano a internet es un absurdo. En la era de
Fidel Castro, descaradamente se manipulaba el tema. La justificación era
simple. La administración de Estados Unidos era la culpable de que los
cubanos no pudieran tener una conexión de banda ancha en sus hogares.

El régimen alegaba que debido a la negación del permiso para conectarse
a los cables submarinos que rodean La Habana, el enlace era satelital,
más caro y lento.

Fue un buen argumento. Ciertamente, la Casa Blanca puso impedimentos
para que Cuba se conectara. Exigían internet libre, frente a la política
de los Castro de regularlo y controlarlo. Como no se ponían de acuerdo,
Estados Unidos no autorizó la conexión a sus cables marinos. Pero en
2008 llegó al poder Barack Obama y hace un par de años permitió que
algunas empresas estadounidenses negociaran con el régimen el acápite de
internet.

Una firma de telecomunicaciones anclada en la Florida le hizo una
propuesta al gobierno cubano. Por 18 millones de dólares, reactivarían
un viejo cable submarino e internet dejaría de ser una fábula de ciencia
ficción en la isla.

No era mal negocio. Pero en cada propuesta gringa, los Castro siempre
ven un arma secreta para subvertir la revolución. Al agotarse las
justificaciones de la maldad yanqui, optaron por el discurso de
'soberanía y dignidad'.

En nombre de la independencia digital, se publicitó desmesuradamente una
intención conjunta con Venezuela que "permitiría conectar a Cuba sin la
injerencia o presión de Estados Unidos".

Un ALBA.NET, le llamó la gente. El cable de fibra óptica costaría 70
millones de dólares, tres veces y media más que la oferta de la empresa
estadounidense. Pero, según el régimen, le permitiría autonomía.

El cable venezolano llegó a las costas cubanas en febrero de 2011. Y
desde julio del año pasado está operativo. La trama de corrupciones
desatadas a su alrededor es mayúscula.

La prensa oficial no ha divulgado ni una nota, pero se rumora que medio
centenar de personas están involucradas en el desfalco financiero. Hasta
el nuevo ministro de Informática y Comunicaciones, el ingeniero Maimir
Mesa Ramos, en su momento se vio salpicado por la corruptela.

La historia real del cable es uno de los secretos mejor guardados en
Cuba. Nadie sabe cuándo internet se comercializaría libremente. Hace
unos días, por la red circuló un documento donde se decía que la hora se
vendería a 6 cuc o pesos convertibles, el salario de quince días de un
obrero.

Hasta la fecha, las autoridades competentes no han abordado el tema en
los medios locales. Sería irracional vender internet a precio de oro. En
naciones desarrolladas, un mes con banda ancha ronda los 40 dólares.
Pero Cuba es un país diferente. Si ese documento fuese cierto, 30 horas
al mes costarían 180 cuc. Pocos podrían acceder a internet. En el
mercado negro suelen vender la hora a dos pesos convertibles.

El otro dilema es la lentitud de la conexión. Los autorizados por el
gobierno a tener adsl en casa, se conectan a 45 kilobytes por segundo. A
veces a menos.

En una isla donde no pocas veces los rumores son más creíbles que las
versiones oficiales, se afirma que las Fuerzas Armadas y el Ministerio
del Interior, entre otras instituciones, ya están conectados al cable
con una banda respetable.

Mientras, muchos cubanos que nunca se han sentado delante de un
ordenador ni han navegado por internet, esperan algún día poderse abrir
una cuenta en Facebook o leer en versión digital los principales diarios
del mundo.

Todo está en manos del gobierno de

Raúl Castro. Que por ahora, en materia de internet, solo ha dado la
callada por respuesta.

http://america.infobae.com/notas/53031-Internet-en-Cuba-un-secreto-bien-guardado

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