7 de junio de 2012

La prensa que necesitamos

La prensa que necesitamos
Jueves, Junio 7, 2012 | Por David Canela Piña

LA HABANA, Cuba, junio, www.cubanet.org -Entré a la oficina de Correos
con la intención de suscribirme a tres periódicos nacionales: Granma,
Juventud Rebelde y Orbe. La casillera me dijo que no se podían hacer
nuevas suscripciones a particulares, que ese servicio había sido
cancelado hace muchos años, y que sólo los organismos estatales
(Partido, Sindicato, centros de trabajo…) tenían la potestad de adquirir
nuevas asignaciones. Una viejita que escuchaba la conversación me
preguntó literalmente si yo era un "repatriado", y si acababa de
aterrizar (no sé si de la Luna o de otro país), ya que en apariencia
sólo alguien venido del exterior podía traer ideas tan
"revolucionarias", propia de los países normales, como suscribirse a un
periódico o una revista.

Cuando averigüé la razón de origen con un viejo periodista, me dijo que
cuando comenzó el Período Especial, y todos los periódicos tuvieron que
reducir drásticamente los números de sus tiradas y su paginado, los
organismos del Estado acaparaban mucho de la exigua oferta, y por ende
se decidió limitarla para que los periódicos "llegaran más a los
estanquillos". Se mantuvieron vigentes solamente las suscripciones a las
personas que ya tenían el contrato, pero a partir de entonces se
eliminaron las nuevas suscripciones.

La conclusión es simple: ni siquiera la información oficial, autorizada,
pro-gubernamental, ¿legal?, está al alcance de todas las manos. Es la
única permitida, y además, es insuficiente.

Pero "hoy más que nunca" (para usar uno de los clichés de esta ideología
maniquea, profeta del apocalipsis y de la resistencia), el pueblo cubano
necesita de otras fuentes noticiosas, y una mayor variedad informativa.
Ahora, si el gobierno quiere seguir embutiéndonos con la papilla
ideológica de sus periódicos, con ese puré de socialismo manido,
insípido, y que termina desnutriendo la capacidad crítica, si quiere
seguir maquillando con nuevos retoques económicos ese "Estado de
malestar", si quiere continuar prohibiendo la circulación de la prensa
extranjera, y limitando deliberadamente el acceso a Internet, está bien;
pero debería al menos garantizar que sus ciudadanos, abiertos a los
nuevos mercados de los servicios, tengan un espacio de reconocimiento
mediático.

La idea no es nueva. En los años 80, circulaba en la Isla un periódico
llamado Opina, una especie de tabloide que promocionaba anuncios de
permuta y otros clasificados. Y como la mayoría de las ediciones, tuvo
que cesar a comienzos de los años 90. Hoy en día, el Estado cubano
publicita todas sus empresas (al menos en La Habana) a través de
carteles in situ, camiones, y la guía de teléfonos. Y si en las Páginas
Amarillas del Directorio Telefónico ha sido capaz de anunciar incluso
hasta los kioscos, ¿por qué los cuentapropistas –incipientes empresarios
del mañana– no pueden anunciar allí, o en cualquier otra publicación
independiente, sus restaurantes y paladares, cafeterías, dulcerías,
fruterías, pescaderías, barberías y peluquerías, tiendas de artículos
religiosos, librerías, carpinterías, zapaterías, cristalerías, casas de
costura, lavanderías, estudios fotográficos, estudios para la
restauración de documentos, talleres automotrices, o sus negocios de
reparación de celulares, relojes, colchones, y por supuesto los oficios
clásicos, como electricista, plomero, albañil, herrero, joyero,
cerrajero, amolador y lustrador de metales, profesores particulares, y
los alquileres de casas y cuartos, de trajes (sobre todo para bodas y
quinces), disfraces, películas y audiovisuales, amén de incluir las
secciones de venta, donde puedan ofertarse las casas, los autos y medios
de transporte, los muebles, instrumentos musicales, artesanías, equipos
electrodomésticos, mascotas, y hasta solicitar y ofrecer puestos de
trabajo? Podrían clasificarse por municipios y especialidades –con el
resumen y los precios de sus mejores ofertas. Sería como un mapa de los
servicios en la ciudad.

Algunos de estos negocios no existen aún en su forma privada, como los
talleres automotrices, las lavanderías y las pescaderías. Pero si unos
cantantes pueden ganar miles de dólares dando conciertos de reguetón, y
un trovador puede hacerse millonario, como Silvio Rodríguez, por qué un
mecánico no puede progresar embarrándose de grasa, una familia lavando
para la calle, o un pescador con su modesta tarima en la que venda
pescados frescos. Todo sin impuestos abusivos, y manías persecutorias.

A más de cuarenta años de aquella devastadora "ofensiva revolucionaria",
necesitamos una "ofensiva evolucionaria".

Una publicación mensual, semanal, e incluso diaria, de acuerdo a los
productos y servicios que se oferten, sería una excelente ayuda para los
nuevos negocios que hoy intentan prosperar en la Isla. ¿Pero a quién
habría que pedirle permiso, dónde habría que sacar la licencia? El
Estado, con su filosofía de exprimirle hasta el ultimo centavo a los
negocios privados, también podría sacar un beneficio económico si
cobrase por esos anuncios. Lo preocupante es la voluntad política, ya
que el socialismo está peleado a muerte con la idea de prosperidad, y
parece regodearse en la pobreza.

Si el gobierno cubano deseara realmente el bienestar de su pueblo, en
vez de perseguir a un sitio web como revolico.com, debería imprimirlo
sobre blanco y negro, o mejor, a colores. Pero al Estado socialista,
como todo monopolio arcaico, lo que más le interesa es sacar ventaja de
su posición exclusiva de mediador. Sin embargo, todos los muros tienen
fisuras, y lo único que conseguirá es acentuar la arraigada cultura
económica nacional de vivir fuera de un Estado de derecho, donde la ley
se burla una y otra vez. A pesar de toda la simulación política, el
pueblo no se conforma con vivir en la pobreza, y usará todos los medios
que estén a su alcance para salir de ella –aunque si son legales, mucho
mejor. La ola popular no se detiene. El tiempo tiene la última palabra.

http://www.cubanet.org/articulos/la-prensa-que-necesitamos/

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