5 de junio de 2012

Por qué Habana?

¿Por qué Habana?
[05-06-2012]
Héctor Maseda Gutiérrez
Presidente del Partido LIberal Cuba y periodista independiente

(www.miscelaneasdecuba.net).- Habana fue el nombre por el cual los
europeos conocieron a una de las primeras villas fundadas en el
Archipiélago Cubano por El Adelantado, Don Diego Velázquez, que la
oficializó a principios del siglo XVI de nuestra era (n. e.). Su nombre
completo: "San Cristobal de la Habana". Ésta se extendía aproximadamente
en el área que encierra uno de los municipios capitalinos: el de la
Habana Vieja. Era la antigua ciudadela o villa intramuros.

El paso del tiempo haría que ese villorio donde residían unos pocos
centenares de personas se extendiera y contrajese, cambiara de nombre,
así como su densidad demográfica… La mayor expansión la tuvo cuando bajo
esa denominación se conoció desde el puerto del Mariel hasta las
presentes provincias Habana y parte de Matanzas. Pero ya no sería un
municipio, sino una `provincia. Su menor delimitación es la actual,
aunque superior a su original, la mencionada "San Cristobal…". Adoptó
varios nombres: Habana, Ciudad de la Habana y como se reconoce en estos
momentos, La Habana, en cuyo interior residen más de dos millones de
cubanos, descendientes de españoles, africanos, chinos y otras etnias de
inmigrantes que conforman a nuestro pueblo y su contemporaneidad
socio-económica y cultural.

Con ese nombre --Habana-- o alguno muy parecido fonéticamente, era como
la identificaban los pueblos originarios que la poblaron o así lo
entendieron los españoles, a ésta comarca occidental de nuestra Isla
Grande.

Cristobal Colón, "El Gran Navegante", fue el primer sorprendido durante
su primer viaje transoceánico con el cuál procuraba encontrar una vía
alternativa, menos riesgosa y difícil de transitar, a la ya conocida
entre Europa y Las Indias. Pero en realidad, su hallazgo superó con
creces las expectativas y misión originalmente previstas: Había
encontrado, por accidente y sin proponérselo --al menos así lo declaró
en varias oportunidades ante los monarcas de Castilla y Aragón-- un
mundo nuevo e ignorado por sus coetáneos y habitado por pueblos
procedentes de distintas etnias, latitudes geográficas y culturas
diferentes a las propias.
Cuba sería una de las primeras tierras que Colón observó en la
distancia, la mañana del 27 de octubre del año 1492. Al día siguiente,
abordó un bote perteneciente a su carabela capitana, "La Santa María", y
tocó tierra por el puerto de Bariay (costa norte de la parte oriental de
Cuba). Así de sencillo y sin mayores miramientos recoge tan
significativo acontecimiento histórico, los Archivos de Las Indias
Occidentales.

La certeza en las informaciones hasta aquí expuestas y las sucesivas,
están validadas, aparte de por las ya señaladas, gracias a los estudios,
reportes e investigaciones realizados por S. M. Parajón, Armando Alvarez
Pedroso y Carlos Íñiguez, historiadores y geógrafos cubanos; y por S.
Vander Gucht, historiógrafo de origen holandés. Posteriormente fueron
corroboradas por Samuel Elliot Morison, profesor de Historia de la
Universidad de Harvard, EE. UU., al realizar el trabajo de campo y
reportar el resultado de sus investigaciones acerca de la ruta seguida
por el Gran Almirante en su primer viaje que lo trajo a nuestro Continente.

El vocablo HABANA dado a conocer por primera vez por Colón en su
"Diario de Viaje", fue el resultado de la mutua comunicación y libre
interpretación de la lengua empleada por los habitantes oriundos de
estas tierras (posteriormente identificados por los europeos como
amerindios) al estrechar éstos algunas relaciones e intercambiar
informaciones de aquí y allende el Gran Océano, con los visitantes;
probablemente por señas y algunos dibujos sencillos o expresiones
onomatopéyicas expuestas por los primeros.

"Lo cierto es que no podían determinar (los españoles) por el sonido
--nos refiere el ya desaparecido Historiador de la Ciudad, Emilio Roig
de Leuchsenring-- si el vocablo utilizado era HABA, FABA o SABA, el
nombre con el cual los pobladores originarios de estas Tierras de Dios
reconocían la región territorial insular que nos ocupa".

Con el tiempo, ya vimos que La Habana se extendería desbordando la villa
original y demarcando un territorio muy superior al que ocupa, incluso,
en la actualidad.

Investigaciones posteriores de diferentes generaciones que prestigiosos
filólogos nos han ofrecido entre los siglos XVI al XX, han llegado a
nuestros días en diferentes versiones que, en mayor o menor grado,
responden a las anteriormente expuestas.

Sin embargo, la explicación más elaborada referida al nombre HABANA fue
la reseñada en el análisis morfológico realizado por el filólogo y
paleógrafo cubano Genaro Artíles, en su estudio titulado: "La Habana de
Velázquez: semejanza evidente con la moderna Habana", donde en una de
sus partes nos ilustra:

"Nótese como estamos en presencia, al parecer, de una base antigua,
HABA, y de un sufijo derivativo, NA, que aparece con frecuencia en otras
palabras de indiscutible ascendencia india. Las formas HABA y FABA son
lógicas en la castellanización de palabras indígenas de la época (se
refiere a finales del siglo XV, nota del autor). En SABA podemos
hallarnos en presencia de una lectura (o pronunciación) incorrecta: S
por H, cuya confusión en la posición inicial es muy posible para
lectores poco experimentados en las letras (escritura) de finales del
siglo XV y comienzos del XVI".

Dando un salto hacia el futuro --que ya también forma parte del pasado--
de la historia etimológica más reciente de la voz HABANA, debemos
remitirnos a los estudios de los doctores José Miguel Macías, el
norteamericano Khitney y Juan Miguel Dihigo, el primero y último
profesores de la Universidad de la Habana, en la primera mitad del siglo
XX. Dihigo especializado en Lingüística y Filología. El Dr.
estadounidense en Lingüística.

"Lo cierto es que el origen de la palabra HABANA --señala Macías—ha
tenido variedades: ABANA, ABANATAN y, por corruptela ABANATAM (…)".
Existen muchas interpretaciones acerca de este vocablo con mayor o menor
rigor que no las traemos a colación para evitar reiteraciones de forma o
interpretaciones no esenciales. No obstante, no debemos obviar la del
norteamericano, quién afirmaba que: "(…) La voz HAVEN se corresponde a:
puerto, fondeadero, abra"; y subraya están vinculadas a las relaciones
con la anterior versión dada por él y sus analogías con las lenguas
indoeuropeas".

Por su parte, Dihigo puntualiza: "(…) estas asociaciones lingüísticas de
HABANA con la existencia en las costas septentrionales de Europa de un
puerto con el nombre de HAVANNA –E, es muy probable que su apelativo
equivaliera a puerto (…)" como decía Khitney. Pero insiste Dihigo:
"Cuando uno se refiere a esta región (debe) decir La Habana".

En realidad podemos concluir, bien sea por aberración gramatical, mala
interpretación fonética, especulación lingüística u otras causas o
criterios profesionales en alto grado autorizados y quizás
distorsionados en el tiempo, luego de transcurrido poco más de medio
milenio de establecidos, La Habana está indisolublemente vinculada a las
primeras pinceladas de nuestra historia desde el proclamado e
identificado "Descubrimiento de América".

En realidad es un hecho histórico que personalmente asocio más por
justicia que por cualquier otra razón, incluso de mayor peso, como el
accidentado y maravilloso encuentro de Dos Mundos con culturas
diferentes; latitudes geográficas de convivencia distantes entre sí;
hábitos de vida contrastantes entre los naturales que ya la poblaban al
arribo de los ibéricos y éstos últimos; así como la sencillez
comunitaria ancestral y orígenes cuasi excluyentes, característicos de
nuestros aborígenes, si los comparamos con los hábitos y moral que
acompañaban a los europeos. Conductas que debieron complementarse en
lugar de lo que en realidad ocurrió: aniquilación de una de las partes
por la otra a la fuerza, y por los intereses materiales creados o
exacerbados quizás por el orgullo de no reconocer los grandes valores
que encontraron los navegantes en los pobladores, debido al estado
natural de las agrupaciones tribales de éstos, asociados por lazos
familiares, rudimentaria y sencilla conducta social colectivista o
inocencia humanitaria en que vivían antes de su desdichado o fortuito
encuentro con los peninsulares hispanos en el Nuevo Mundo.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=36178

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