13 de junio de 2012

Tanto dolor y tanta impunidad

Tanto dolor y tanta impunidad
Miércoles, Junio 13, 2012 | Por Leonardo Calvo Cardenas

LA HABANA, Cuba, junio, www.cubanet.org -Nunca imaginaron Albertico, su
madre Carmen y esa humilde familia holguinera como aquel cálido día de
carnaval del verano de 2007 se convertiría en escenario de la increíble
tragedia que los ha marcado con una saga de dolor y sufrimiento para la
que no encuentran consuelo ni justicia.

Alberto Lairot Castro, joven agente de seguridad del Ministerio de la
Construcción en la ciudad de Holguín, el día 27 de agosto de 2007,
después de cumplir su jornada laboral salió con un grupo de amigos a
disfrutar las fiestas de carnaval de su ciudad. Cuando Albertico se
disponía a comprar cerveza en uno de los establecimientos enclavados en
el área algunos oficiales de la policía lo requirieron solicitándole su
identificación.

Los agentes del orden público, sin escuchar las explicaciones de Lairot,
sin molestarse en llegar al lugar donde se encontraban los acompañantes
del joven y sus documentos, lo condujeron a la unidad de policía y allí
sin más razón lo depositaron.

Ante el enérgico reclamo de Lairot cuando intentaron encerrarlo en el
calabozo, el sub teniente Frank Ochoa Águila y el capitán Héctor Luís
Pérez Osorio le aplicaron la llave de artes marciales conocida como
Doble Nelson, provocándole serias lesiones que lo dejaron parapléjico.

Acto seguido fue lanzado al calabozo retorcido de dolor. El mismo Lairot
testimonia: "Luego de inmovilizarme con la maniobra, me lanzaron en un
calabozo. Uno de ellos, me tiró mi gorra y me dijo 'negro de mierda'".
Cuando finalmente fue trasladado al hospital el mal estaba hecho y una
vida joven miserablemente tronchada.

Así emprendió Carmen, su vía crucis por varios hospitales con su hijo
inmovilizado. Durante estos años Albertico ha sido sometido a una
operación en el hospital Lenin de Holguín y a un injerto de piel para
combatir las escaras, a lo que se unen sucesivas estancias en los
hospitales Julito Díaz, Nacional y Naval de la capital del país, así
como Militar y Clínico Quirúrgico de Holguín y el hospital militar de
Santiago de Cuba.

A pesar de que los facultativos diagnosticaron que existía una lesión
medular grave por la aplicación de la llave, con secuela funcional, una
paraplejia flácida y disparesia braquial, seguido por un trauma medular
cérvico dorsal, fractura de vértebras fijadas a una lámina metálica
después de la operación, atrofia muscular y trastornos secundarios, en
los procesos judiciales seguidos a los agresores el dictamen fue
desestimado por los jueces con lo cual decretaron la absolución de los
encartados, quienes nunca fueron detenidos, ni rebajados del servicio,
han sido posteriormente ascendidos y no se esconden para ufanarse de su
deplorable acto.

En los mencionados actos de juicio oral la victima no fue interrogada
por el tribunal que celebró el proceso en ausencia de la madre de
Albertico, puesto que cuidaba a su hijo ingresado en un hospital de La
Habana.

Esta familia ha reclamado justicia a todas las instancias responsables
del Ministerio del Interior y el gobierno cubano sin recibir respuesta
satisfactoria. Hace pocas semanas Carmen sostuvo el sillón de ruedas de
Albertico en plena Plaza de la revolución ante la funcionaria del
Consejo de Estado quien, con tranquilidad pasmosa y haciendo alarde de
proverbial insensibilidad, les dijo que ellos no podían hacer nada para
resolver el caso y acto seguido dio la espalda a las lagrimas de madre e
hijo una vez más ahogados en la impotencia, el desamparo y la desesperación.

Alberto Lairot, a sus treinta y tres años, enfrenta su desgracia sin
perder la nobleza y apoyado en su fe que lo estimula a continuar sin
descanso buscando justicia para el y castigo para sus verdugos.

Son muchos los casos de abusos y excesos cometidos por las autoridades
policiales y carcelarias de esta Isla, quienes cotidianamente violan la
integridad física y la dignidad de ciudadanos indefensos, actos que se
alimentan de una impunidad sustentada en la indolencia de las máximas
instancias judiciales y gubernamentales, así como en el temor y pobre
cultura jurídica de los ciudadanos victimizados.

Como tantos cubanos Albertico y su familia han sido golpeados duramente
por esa impunidad criminal y por esa indolencia gubernamental, sin
embargo ellos han decidido levantar la frente y la voz ante a la
injusticia, conscientes de que su lucha de hoy puede librar mañana a
otras familias cubanas de las terribles consecuencias de tanto dolor y
tanta impunidad.

elical2004@yahoo.es

http://www.cubanet.org/articulos/tanto-dolor-y-tanta-impunidad/

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