6 de junio de 2012

Y mi vaso de leche, qué?

Agricultura

¿Y mi vaso de leche, qué?
Roberto Álvarez Quiñones
Los Ángeles 06-06-2012 - 12:27 pm.

Con el doble de población, Cuba produce la mitad de litros de leche que
en 1958. Pero antes que liberar las fuerzas productivas, los Castro
prefieren pedir limosna a Hugo Chávez.

Dentro de algunas semanas se van a cumplir cinco años de que Raúl Castro
dijo en un discurso memorable que todos los cubanos sin excepción
deberían poder tomarse un vaso de leche cuando quisieran, y no solo los
niños menores de siete años.

El dictador tuvo ese desliz —que recibió una ovación— el 26 de julio de
2007, cuando su hermano Fidel estaba tan delicado aún de salud que no
podía guiarlo acerca de qué debía o no decir en público para no "meter
la pata" como nuevo jefe de gobierno.

Claro, la inmadurez de Raúl no llegó tan lejos como para recordar que en
1958 las vacas en ordeño en la Isla produjeron 960 millones de litros de
leche, equivalentes a 2.6 millones de litros diarios, es decir, casi
medio litro —dos vasos grandes— de leche para cada uno de los seis
millones de habitantes que había entonces en la nación.

Pasado ya un lustro desde aquella promesa que hizo Raúl por no estar
bien "asesorado", no solo los cubanos de siete años de edad en adelante
siguen sin poder tomar leche, sino que la producción nacional de ese
vital alimento, en vez de aumentar, disminuye.

Según el Ministerio de Agricultura, en 2011 Cuba produjo 461 millones de
litros de leche, la mitad de la producción obtenida en 1958, pero con el
doble de población que hace 54 años. Ello significó una caída de un 9.1%
con respecto a 2010, cuando se obtuvieron 507 millones de litros. Lo
peor es que en el primer trimestre de 2012 se registró una caída
adicional de un 8.4% en la producción nacional de leche con respecto a
igual período del año anterior.

Cuando en su estreno como flamante presidente cubano Raúl Castro aseguró
que iba a poner fin a prohibiciones absurdas y flexibilizar los férreos
controles estatales para estimular el trabajo por cuenta propia, los
medios de comunicación en todo el mundo empezaron a calificar de
"reformas" las promesas raulistas, una palabrita que aunque no gusta
mucho a la nomenklatura —por su alergia a cualquier cambio real— tampoco
le disgusta, pues ayuda mucho a vender la idea de que el régimen se
mueve en la dirección correcta.

Lo que no dicen los medios fascinados por los "cambios" en Cuba es que
ni Fidel ni Raúl Castro cumplen jamás lo que prometen. Hace 47 años el
comandante Castro hizo promesas similares. Eso fue a mediados de los
años 60, cuando el dictador se autoproclamó sabio genetista y se lanzó a
crear nuevas razas de vacas mediante el cruce de toros sementales
canadienses importados, de la raza Holstein, de clima frío, con las
criollas vacas cebú. En 1965, en un discurso que levantó grandes
expectativas, Castro declaró por la TV: "En 1970 produciremos 10
millones de litros diarios y nos bañaremos en leche".

Nacieron así las F-1 y F-2, animales híbridos débiles, muy enfermizos y
sin gran valor en leche y carne, a los que por su color negro además se
les dificultaba soportar las altas temperaturas y resultaban casi
indefensos ante los parásitos tropicales. Nunca se produjeron, no ya los
10 millones de litros diarios prometidos, sino que lo más que se logró,
luego de 25 años, fueron 2.8 millones de litros en 1990, último año de
las millonarias subvenciones soviéticas.

Si a duras penas se pudo mantener el vaso de leche para los niños
menores de 7 años fue gracias a los subsidios, y sobre todo porque la
Alemania comunista (República Democrática Alemana, RDA) enviaba a Cuba
22.000 toneladas anuales de leche en polvo a cambio de 22.000 mil
toneladas de levadura torula (a partir de la melaza del azúcar), para la
alimentación animal. La diferencia en el precio, desfavorable a la RDA,
formaba parte de la "hermandad socialista". Con aquella leche en polvo
el gobierno castrista producía 220 millones de litros de leche fluida,
equivalentes a 5 meses de consumo nacional

Regresando en el tiempo ¿Por qué ahora la producción de leche no solo no
aumenta, sino que desciende? Porque el régimen se resiste a abandonar el
fuerte estatismo que le garantiza la estabilidad política que les
permite a ambos dictadores mantenerse en el poder.

Explotación del campesino

Pese a las "reformas" que ven algunos, los campesinos cubanos siguen
obligados a venderle al Estado, a precios fijos irrisorios, la leche, la
carne, el café y otros productos agropecuarios indispensables en la
dieta nacional. Aplicando la lógica comunista, el gobierno les prohíbe
que comercien directamente sus productos para que no se "enriquezcan" y
se "corrompan".

De manera que hoy los campesinos cubanos son los únicos en el mundo —si
exceptuamos a los norcoreanos— que no pueden vender libremente al
mercado el fruto de su trabajo creador (en China y en Vietnam sí lo
hacen), con lo cual podrían obtener una ganancia razonable y justa.

Por el contrario, son explotados de forma escandalosa, pues el Estado
paga al campesino 10 centavos de dólar (2.53 pesos) por cada litro de
leche producido, pero luego lo vende a $2.60 (65 pesos), según la
Oficina Nacional de Estadísticas (ONE). O sea, a un precio 26 veces
superior al pagado al campesino.

Obviamente esto mata en la cuna la motivación para sembrar, cuidar y
ordeñar vacas y producir alimentos en la fértil isla tropical, que en
1958 producía el 81% de los alimentos que consumía y hoy produce sólo el
19%. Hace medio siglo Cuba tenía 6 millones de habitantes y contaba con
6 millones de cabezas de ganado vacuno. Hoy, con casi el doble de
población, dispone de 3.7 millones de cabezas.

La falta de incentivo entre los pequeños ganaderos privados explica por
qué las vacas en ordeño en el país disminuyeron en 2011 en un 3.7% y el
rendimiento de litros por bovino cayó en un 6.2%, de acuerdo con la ONE.

Y vale recordar que los "guajiros cubanos", con menos del 30% de las
tierras cultivables del país, producen el 55% de la leche total,
mientras las granjas estatales, enormes latifundios que cuentan con el
grueso de la masa ganadera nacional, producen sólo el 45%.

En fin, que la mejoría de la deplorable dieta de la familia cubana solo
será posible cuando se liberen las fuerzas productivas del país, en
primer lugar la campesina. Pero los Castro prefieren pedir limosnas
monetarias a Hugo Chávez y pagar $3.500 dólares la tonelada de leche en
polvo (35 centavos de dólar por litro, pues una tonelada de leche en
polvo da 10.000 litros de leche fluida), que es el precio que tiene hoy
en el mercado internacional, e importarla, que darle libertad a los
cubanos para que la produzcan.

Por eso ambos dictadores se niegan a responder a la pregunta de qué
hacen en Cuba los millones de ciudadanos que no son niños menores de
siete años: ¿Y mi vaso de leche, qué?

http://www.diariodecuba.com/cuba/11308-y-mi-vaso-de-leche-que

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